Violencia deja a 176 menores huérfanos en Morelos

Más de un centenar de pequeños perdieron a sus padres por homicidios dolosos o feminicidios

En los últimos años la violencia ha dejado en Morelos a decenas de niñas, niños y adolescentes sin un padre, una madre o, en el peor de los casos, sin ambos. Tan sólo la Comisión de Atención y Reparación a Víctimas en el estado ha atendido a más de 100 menores que han perdido a sus padres a causa de homicidios dolosos o feminicidios.

Y es que mientras especialistas señalan que en México no se tiene un plan de acción integral para reinsertarlos a una sociedad que los ha dejado huérfanos, el apoyo que brindan autoridades consiste en alimentación y servicios; sin embargo, la pérdida de algún padre es una experiencia dolorosa que afecta el desarrollo normal del niño o adolescente, según expertos en psicología, sobre todo cuando mueren de manera trágica.

Más de 100 huérfanos

Penélope Picazo Hernández, comisionada de Atención y Reparación a Víctimas, relata que actualmente el padrón es de 4 mil 174 familiares de personas que fueron asesinadas o desaparecidas con violencia. Afirma que desde los años 2014 y 2015, el padrón creado no tenía un enfoque diferencial ni de género, sino eran un conjunto de expedientes acumulados en las oficinas del órgano.

“Tenemos un total de 176 menores que han quedado en la orfandad derivado de homicidios y feminicidios. Ya sea de padre o de madre, o ambos; simplemente por el delito de feminicidio se tienen 30 registros, considerando que el tipo penal cambió, recordemos que antes de 2015 eran solo homicidios”, refiere la funcionaria.

De los 176 menores, 146 son niñas, el resto, niños. En cuanto a edades, la funcionaria dijo que son menores que se han quedado huérfanos desde antes de cumplir el primer año de vida hasta los 17 años.

Picazo Hernández reconoce que el padrón podría quedarse corto, considerando que son más de 364 las mujeres que han sido asesinadas con violencia, y que dejaron a sus menores en esta condición, sin embargo, no todas las familias optan por registrarse en el padrón, ya sea por desconocimiento o por falta de interés.

“Muchas veces lo que quieren es resguardar a los menores ante un hecho traumatizante. En algunos casos hemos buscado a las familias apegados a los expedientes, pero se tienen números que ya no responden o ya no viven en el domicilio registrado”, lamenta.

El delito que más ha dejado en orfandad a los menores es el homicidio. Si yo te digo que solo 30 son por feminicidio es porque se les ha dado ese tipo penal, pero tenemos muchos niños que ha sido por la pérdida de la madre o en algunos casos, más lamentable, de ambos padres”.

Apoyan a menores

Los menores que forman parte del padrón son integrados a un plan de recuperación de forma personal; considerando que no todos son iguales, se arma un plan en específico, desde terapia tanatológica, como medidas de alimentación, alojamiento, educativas, de salud y psicológicas, asegura Picazo Hernández.

“Normalmente llegan con quien se ha quedado a cargo de su tutela y su representante legal; en la mayoría de los casos, según el estudio que hicimos, es la abuela materna quien asume la tutela de los niños, en otros casos los padres, o la familia cercana”.

Existe un reglamento que define el monto que se otorga a cada víctima dependiendo del núcleo familiar, el cual en promedio es de cuatro personas, aunque existen otras más amplias. Por alimentación se les apoya con cuatro a seis mil pesos mensuales, por alojamiento se tiene un tope de ocho mil pesos mensuales, cantidades que se proveen durante un año; sin embargo, de ser necesario el plazo se amplía.

La comisión les apoya hasta los 18 años, y hasta la educación superior, en algunos casos.

¿Cómo garantizar que el recurso sea bien utilizado?

Para comprobar que el recurso sea utilizado para las necesidades de la víctima, la comisión solicita cada seis meses la comprobación de gastos, facturas de gastos escolares, así como atención médica, además se hace un estudio psicológico al beneficiario.

Recordó el caso de una menor, cuyo familiar cercano le quitaba el dinero una vez que salía de la Comisión, pese a que la víctima vivía en condición de calle. “Son abusadas por un familiar o despojadas del recurso, lamentablemente sí se han dado casos y debemos intervenir. Lo que hacemos es dar parte a las autoridades, y confirmar que realmente la persona está utilizando el beneficio porque si no, se les suspende”.

Afecciones psicológicas

La pérdida del padre o la madre es un evento traumático para los menores, pues a cierta edad no son capaces de identificar las causas de su orfandad, y en muchos casaron tienden a sentirse culpables . La salud mental de los menores se ve afectada severamente sin que exista un plan de rescate para ellos y ellas. En el caso de los menores cuya madre fue víctima de feminicidio, han cursado varios años como testigos de la violencia dentro del hogar, la cual tiene un final trágico, señaló Mayerli Vargas Gutiérrez, doctora en psicología e investigadora de la Universidad Autónoma del Estado de Morelos (UAEM).

“Los niños necesitan atención psicológica y no la hay. Las instituciones encargadas no cuentan con psicólogos suficientes para brindar este servicio. Las madres llegan a los Centros de Salud o al DIF y tienen que esperar mucho tiempo para ser atendidos y las listas de espera para la atención psicológica es muy larga. Generalmente son psicólogos que acaban de egresar y no tiene las suficientes herramientas para atender estas problemáticas”, lamentó.

Asegura que muchos de los psicólogos que trabajan en dichas instituciones perciben salarios mínimos (entre seis y ocho mil pesos mensuales), lo que les impide seguir estudiando; “en muchos lugares no cuentan con consultorios privados ni el material necesario que les permita dar la atención adecuada”.

Cada caso es singular

La experta en psicología y violencia puntualizó que cada caso es distinto. Algunos niños o adolescentes no cuentan con herramientas suficientes para afrontar las pérdidas, como tampoco con una red de apoyo familiar o social que les permita transitar por este proceso, muchos de estos menores han sido víctimas de violencia desde edades tempranas, han vivido en hogares en donde la violencia se ha naturalizado y no cuentan con un “otro” que les brinde nuevas posibilidades de vida. Es por esto que la violencia es transgeneracional; un niño que vive en hogares violentos tiende a ser violento con los otros, ya que esta es la manera en la que ha aprendido a relacionarse, asegura la experta.

Busca ayuda

Más allá de las necesidades biológicas, tales como tener alimentación y un techo, un menor en situación de orfandad necesitará una familia que lo acoja, que lo acompañe, necesita alguien con quien pueda vincularse y relacionarse. Es importante también buscar el apoyo psicológico dentro de las instituciones creadas para este fin, como el DIF.

Los niños que sufren pérdidas significativas durante la infancia necesitan un apoyo adecuado por las personas adultas que están a su cuidado, así como acompañamiento psicológico.

Según especialistas, los menores que sufren pérdidas violentas pueden presentar efectos como:

  • conmoción
  • confusión
  • enojo por haber sido abandonados
  • pesadillas
  • enfado hacia otros miembros de la familia
  • depresión
  • ansiedad
  • bajo rendimiento escolar
  • aislamiento social

Fuente: El Sol de México