Entre ocultación y celos: buscando el origen de la vida en América

Extracción de restos, proceso destructivo pero necesario: Avilés Olguín-Segovia

Las cuevas sumergidas de Quintana Roo son pasajes subterráneos, líneas del tiempo que guardan la historia reciente y remota de las antiguas civilizaciones de la península de Yucatán, ya que tienen más de un centenar de contextos arqueológicos entre los que hay evidencia de los primeros pobladores de América, así como de fauna extinta y la cultura maya.

En la comunidad de buceo de cuevas (espeleobuceo) hay de todo: ocultamiento de hallazgos, mucha competencia, celos, bloqueos y hasta robo de cráneos, esqueletos, estalagmitas y estalactitas; por ejemplo, La Señora de Las Palmas estuvo en secreto una década, contó a La Jornada Maya el espeleólogo Jerónimo Avilés Olguín-Segovia.

Apuntó que además de las nueve osamentas ya extraídas y en estudio, hay alrededor de 120 esqueletos más de entre 8 mil y 13 mil años de antigüedad dentro de los cenotes de Tulum, todos relacionados con investigaciones de arqueología subacuática.

La exploración sistemática de las cuevas subacuáticas de Quintana Roo comenzó en Tulum a mediados de los años 80 del siglo pasado –antes de convertirse en el undécimo municipio–. Diferentes equipos de buzos comenzaron a explorar, registrar y cartografiar los numerosos cenotes de la región y encontraron extensos pasajes asociados.

La suma de cuevas secas conectadas bajo la superficie hace que el Sistema Sac Actun, con 353 kilómetros, sea la caverna sumergida más larga de México y la segunda del mundo, sólo detrás de Mammoth Cave (más de 484 en cinco alturas diferentes) en Kentucky, Estados Unidos.

Destacó que no son los únicos esqueletos en América, pero sí la colección más numerosa y también los más antiguos: La Mujer o Eva de Naharon es el esqueleto humano más antiguo del continente: 13 mil 600 años, localizado a 21 metros de profundidad y 370 metros de la entrada al sistema de cuevas Naranjal, situado al sur del centro del municipio de Tulum.

Secretos

Las cuevas se ubican a entre 10 y 15 kilómetros, en un radio hacia el norte y el sur. La Señora de Las Palmas tiene una antigüedad de 10 mil a 12 mil años, junto con El Abuelo de Muknal (más de 10 mil), no son los más antiguos pero sí los mejor preservados en rituales funerarios; los restos de Naharon estaban en el mismo sistema de cuevas, pero más alejado- Hay más cráneos dentro de la cueva pero se ignora su antigüedad.

“Había vida antes de los mayas; el grupo anterior eran cazadores-recolectores, nómada, precerámico, premayas y prehistórico; después ya llegan los pueblos, las ciudades, las civilizaciones; la escritura, la cerámica, la agricultura, el sedentarismo, grupos humanos poco estudiados por ser súper cara la ciencia en las cuevas subacuáticas.”

El diplomado en Bioarqueología y Antropología Física Forense refirió que se llevan registradas más de 30 especies animales que cohabitaron con ese grupo, muchos ya no existen y se han descrito tres nuevas: un perezoso, un pecarí (el más chiquito del mundo) y un gato nuevo, un megagato que se nombró Pantera balamoides (especie extinta que vivió en la península de Yucatán durante el Pleistoceno, era un gato trepador).

El extenso sistema de cuevas bajo la península de Yucatán ha resultado también un guardián en sus pasajes y galerías subacuáticas de invaluables tesoros escondidos; restos de animales pleistocénicos y humanos muy anterior a la ocupación por la civilización maya. Bajo el agua, las cavernas proveen un ambiente único para la preservación de restos humanos y animales.

El sistema Sac Actun –que significa ‘cueva blanca’, el sistema laberíntico de cavernas considerado el más grande del mundo y también el sitio arqueológico sumergido más importante del planeta–, al interior de los cenotes del municipio de Tulum, se ha investigado durante los últimos 17 años y aún guarda muchos secretos.

“Apenas es una parte muy pequeñita la que se ha explorado y son cientos, miles de kilómetros. Es muy poco lo que se ha hecho respecto a lo que muy probablemente exista… ya llevamos ocho de los nueve esqueletos estudiados gracias al trabajo de la comunidad de espeleobuceo (de buceo en cuevas), científicos y autoridades del Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH).

“Ha sido algo muy difícil, contra viento y marea porque hay grupos dentro de los tres sectores de gobierno, mucha competencia, muchos celos y bloqueos; historias tristes como el robo de un esqueleto en Chan Hol 2, del que sólo se pudo estudiar una estalagmita que le creció a la cadera y que los vándalos no pudieron identificar.”

Avilés acusó que hay alguien dentro del espeleobuceo en contra de que se saquen los esqueletos de la cueva; entonces, “alguien movió su trofeo y lo escondió, es lo que nos imaginamos. Y otros hallan y no dicen nada y ahí se quedan: La Señora de Las Palmas estuvo en secreto como 10 años; la encontraron en 1992 y fue hasta el 2002 que la reporte al INAH porque me enteré, fuimos y la colectamos”.

Dijo que en la comunidad de buceo en cuevas la mayoría son de Estados Unidos, Canadá, Francia, España y Alemania; entonces, como no hablan español no se comunican muy bien y casi siempre se quedan en un nivel para atender a sus clientes –es que también enseñan a bucear– y la gente que habla su idioma.

“Entonces, no leen ni se enteran, tampoco tienen apego y ven las cosas muy distintas, una; y dos, el buceo en cuevas es muy individualista: se descubre un esqueleto humano varias veces pero ninguno dice nada, pero eso sí, ponen sus fotos en Facebook pero no la ubicación, así pasó con El Hombre de Chac Hol 2.

“Otros piensan que si los huesos llevan ahí miles de años no se deben mover –también hay que tomar en cuenta la mentalidad–, y es que durante el curso de cuevas te enseñan que no debes tocar nada, que la conservación es algo muy importante y obviamente para la ciencia se tienen que colectar los elementos.”

Muy caro

En ese sentido, Avilés Olguín-Segovia citó que se registra la ubicación de los restos y se extraen, y reconoció que “es un proceso destructivo que no entienden los que no tienen entrenamiento científico. Sí se destruye, sí, aceptamos que cada vez que vamos y sacamos es un acto destructivo, pero es necesario para el estudio.

“Entonces, tratando de entender a los espeleólogos enojados, es eso: van, descubren en estado prístino (que se mantiene inalterado, puro, en su forma primera u original) y luego regresan y ya no hay nada o está todo revuelto y se molestan. Nos han puesto notas, a La Mujer de Naharon le pusieron un fuck you en mayúsculas en uno de los marcadores del INAH”.

El también director del Instituto de la Prehistoria de América no pudo calcular lo que se invierte mensualmente en la expedición a las cuevas sumergidas y la investigación; “Es mucho dinero y luego a cada esqueleto se le hacen análisis de radiocarbono 14, que cuesta como 14 mil pesos la prueba y se llevan como cuatro o algo así, es un dineral en cada etapa, en este caso bioquímicos”.

Subrayó que de no tener el apoyo de la Universidad (alemana) de Heidelberg no podríamos hacer tantas pruebas de uranio-torio para analizar las estalagmitas y estalactitas que estudiamos, y destacó que desafortunadamente el espeleobuceo es más apreciado en el extranjero que, en este caso México, que es donde se hacen los hallazgos.

“El hecho de que haya un esqueleto robado, que haya otros 10 adentro de una cueva y no se estudien porque no hay recursos o porque también en el INAH hay bloqueos (…) falta mucho por hacer, falta mucho recurso por invertir en este rubro. Nada más está _La Señora de Las Palmas_ en los libros de texto de Quintana Roo, deberían actualizarse cada año.”

Lo hallado es resultado de exploraciones a partir de la década de los 90 del siglo pasado; es el estudio de un grupo humano nuevo que apenas entró a los libros de primaria de tercer grado de educación pública del estado en 2013, “y eso es un gran orgullo para el grupo de investigación, pero lo deseable es que no tome tanto tiempo en que los descubrimientos se plasmen en los libros de texto de los chamacos”.

Fuente: La Jornada Maya