Miles de personas huyen de la capital de Sudán tras fracaso en alto al fuego

El ejército y RSF acusan al otro de romper el trato que ya ha dejado cerca de 200 muertos

Miles de personas huían el miércoles de la capital de Sudán al arreciar los combates entre el ejército y los paramilitares, que dejaron por el momento cerca de 200 muertos.

En la mañana del miércoles, tras el fracaso de una tregua de 24 horas y en el quinto día de combates, se escucharon fuertes explosiones e intensos tiroteos. Testigos indicaron que gruesas columnas de humo negro salían de los edificios alrededor del cuartel del ejército en el centro de Jartum.

La violencia estalló el sábado entre las fuerzas de dos generales que tomaron el poder en un golpe de estado de 2021: el jefe del ejército, Abdel Fatah al Burhan, y su subalterno Mohamed Hamdan Daglo, comandante del grupo paramilitar Fuerzas de Apoyo Rápido (RSF).

Los dos militares se enfrentaron en una áspera disputa sobre los planes de integrar el RSF al ejército regular, una condición clave del acuerdo final para retomar la transición democrática de Sudán.

Combatientes del RSF en vehículos armados y camionetas con armas pesadas recorrían las calles, mientras los aviones de combate del ejército sobrevolaban y disparaban a blancos del RSF, según testigos.

Los civiles que permanecían en sus casas estaban cada vez más desesperados ante el agotamiento de los alimentos, los apagones y la falta de agua entubada.

Su esperanza de ser evacuados se esfumó el martes, cuando una tregua humanitaria de 24 horas colapsó a pocos minutos de la hora prevista de inicio, las 16H00 GMT.

Cuerpos en la calle

La mañana del miércoles, miles de personas comenzaron a dejar sus casas en Jartum, algunos en vehículos y otros a pie, incluidos mujeres y niños.

Comentaron que las calles estaban llenas de cadáveres cuyo olor a descomposición inundó el aire. Los gobiernos extranjeros comenzaron a planear la evacuación de miles de foráneos, incluidos funcionarios de la ONU.

Japón anunció el miércoles que su ministerio de Defensa inició “los preparativos necesarios” para evacuar a unos 60 de sus nacionales de Sudán, incluyendo personal de la embajada.

Tras el colapso de la tregua, el ejército acusó a la “milicia rebelde” de incumplirla y de continuar las “escaramuzas alrededor del cuartel del ejército y el aeropuerto”.

A su vez, el RSF acusó al ejército de “cometer violaciones” y romper la tregua al lanzar “ataques esporádicos” contra sus fuerzas y bases alrededor de la capital. Los combates han dejado al menos 185 muertos y más de 1.800 heridos, según la ONU.

Pero la cifra real debe ser mucho mayor porque muchos heridos no lograron llegar a los hospitales, que también han sido bombardeados, según el sindicato médico. Edificios de oficinas y residenciales en la ciudad han quedado con ventanas rotas y fachadas perforadas de balas.

La electricidad y el agua ya no llegan a partes de Jartum, obligando a los pobladores a salir cuando bajan los combates en busca de comida y suministros, según testigos.

Transición descarrilada

La violencia ocurre después de que más de 120 civiles murieron en la represión contra las manifestaciones prodemocracia de los últimos 18 meses. Los dos generales se presentan como salvadores de Sudán y guardianes de la democracia, en un país que solo ha conocido breves períodos democráticos.

Desde el inicio de los combates, cada bando ha dicho tener control de sitios clave o haber hecho avances sobre las bases del otro a lo largo del país. Ninguna de las versiones pudo ser verificada de forma independiente.

El estallido de violencia el sábado fue la culminación de las profundas divisiones entre el ejército y el RSF, creado en 2013 por el depuesto líder autocrático Omar al Bashir. Burhan y Daglo derrocaron juntos a Bashir en abril de 2019 tras las grandes protestas contra sus tres décadas de gobierno férreo.

En octubre de 2021, los dos hombres encabezaron un golpe contra el gobierno civil instalado tras la salida de Bashir, poniendo fin a una transición apoyada por la comunidad internacional. Burhan, un militar de carrera del norte de Sudán, ha dicho que el golpe era “necesario” para incluir a otras facciones en la política.

Pero Daglo, conocido como Hemeti, ha dicho que el golpe fue un “error” que no logro generar cambio y más bien reforzó a los remanentes del régimen de Bashir.

Fuente: El Sol de México