Familiares exhumarán restos de desaparecidos durante la Guerra Sucia en Atoyac, Guerrero

Los restos de al menos 11 personas sepultadas en Atoyac serán examinados para su identificación vía genética

El Colectivo de familiares de Desaparecidos de la llamada “Guerra Sucia”, revelaron que se busca hacer la exhumación de los restos de al menos 11 personas que habrían sido asesinadas por elementos del Ejército Mexicano durante la década de 1960.

Estos cuerpos se encuentran sepultados en fosas que se han identificado por los propios familiares quienes pretenden hacer la excavación para extraer los restos, y, posteriormente, hacer una identificación por la vía genética para después ser enterrados.

La exhumación de restos se realizará en el municipio de Atoyac, sitio que fue el más afectado por los agravios del Ejército por ser este el municipio donde se asentó el grupo de Lucio Cabañas.

En conferencia de prensa este mediodía en Chilpancingo, el colectivo encabezado por su presidente Octaviano Gervacio Serrano, indicó que dicha exhumación se realizará luego de haber presentado una denuncia ante la Fiscalía General del Estado (FGE) y la Fiscalía General de la República (FGR) el pasado 21 de abril por el caso de 10 desaparecidos.

“Serán exhumados los restos de 11 personas desaparecidas de la Guerra Sucia para que se realice la identificación genética y sean entregados a sus familiares para que le den cristiana sepultura”, dijo.

Reveló que los cuerpos pertenecen a padres, esposos y hermanos de las y los integrantes del colectivo, mismos que fueron asesinados por ser señalados parte del movimiento guerrillero, quienes después de haber sido torturados, fueron depositados en fosas clandestinas.

Acusó que el gobierno federal de esa época, en complicidad con los gobiernos estatal y municipal, borraron todos los archivos de identificación de los desaparecidos para que no existiera registro, Sin embargo, explicó que la ubicación de las fosas clandestinas siempre hubo conocimientos por parte de los familiares, ya que fueron testigos presenciales de las ejecuciones por parte del Ejército, pero no habían denunciado por temor.