Maqueta de Payo Obispo, retrato del pasado

Fue inaugurada el 24 de mayo de 1991, por Carlos Salinas de Gortari

Al interior de una casa de madera que hereda el diseño inglés del Caribe, está la maqueta Payo Obispo, la cual retrata la antigua arquitectura de Chetumal, una ciudad remota en México cuya actividad principal era la explotación de maderas preciosas. Es obra de Luis Reinhardt Mcliberty y oficialmente vio la luz en 1991 resultado de investigaciones antropológicas e históricas. 

Sabedor de los procesos que llevaron a elaborar esta maqueta que reconstruye a escala la antigua ciudad de Payo Obispo antes del azote de huracanes como Janet, Antonio Higuera Bonfil, integrante del consejo ciudadano de vigilancia de la maqueta y académico del área de antropología e historia de la Universidad de Quintana Roo,  participó a principios de los 90 en la investigación de las casas de madera de Payo Obispo. 

Higuera Bonfil explicó que la maqueta como la conocemos hoy fue inaugurada el 24 de mayo de 1991, por el entonces presidente de México Carlos Salinas de Gortari, quien llegó a Chetumal para firmar el decreto de creación de la Universidad de Quintana Roo; no obstante, la idea surgió desde muchos años atrás por don Luis Reinhardt. 

“La historia inicia con don Luis, que nació en 1917. Había estado fuera de Chetumal muchos años y cuando regresó como era arquitecto hizo su casa a escala en cartulina y con sus contemporáneos surgió la idea de hacer más casitas con palitos y cartulina”, narró.

El académico de la Uqroo añadió que Luis Reinhardt hizo a escala las casas de las cuadras donde vivía, luego más cuadras “y en algún punto que no se precisa surge la idea de juntar a la gente con la que crecieron y pensaron en hacer la representación de Payo Obispo”. 

Luis Reinhardt hizo varias maquetas de Payo Obispo, una de ellas estuvo exhibida en la planta baja de la biblioteca central Javier Rojo Gómez entre 1985 y 1986, en donde contaba fortuitamente la historia del pueblo. Sin embargo, comentó Higuera Buenfil, las primeras maquetas elaboradas por don Luis corrieron la misma suerte que la ciudad, aunque en este caso varios “huracanes políticos” hicieron que sus maquetas desaparecieran. 

A finales de 1990, como parte de un equipo de investigación histórica y antropológica que llegó a Chetumal a mediados de los 80, la antropóloga Luz del Carmen Vallarta hizo contacto con don Luis y muchas personas que eran de la segunda generación de quintanarroenses, para emprender un proyecto de recuperación de la historia oral de Chetumal. 

Como integrante de dicho equipo, contó Higuera Buenfil, propuso al entonces Instituto Quintanarroense de la Cultura construir una maqueta de manera definitiva que no se destruyera por “capricho de un político”, como había ocurrido con las demás.  

“Entonces el instituto lo que hace es programar recursos, se hizo una investigación en donde diversos personajes de la segunda generación confluyeron con don Luis, entrevistamos, revisamos los mapas, analizamos cómo se vivía y se planteó con el equipo de arquitectos la construcción de esta maqueta definitiva”, precisó. 

El antropólogo detalló que al lograr el presupuesto, el instituto contrató a una empresa de la Ciudad de México con experiencia en maquetas para elaborarla, además de conseguir un terreno frente a Punta Estrella (cercano al Congreso del estado) y ahí es donde se construyó una casa de madera similar a las que prevalecieron en Payo Obispo.

La maqueta se inauguró aprovechando la visita de Salinas de Gortari y a partir de entonces ha funcionado “a veces muy bien, a veces con problemas”, pues no todas las administraciones han considerado que ésta merece el gasto. Destacó que, durante la actual administración, se conformó el consejo ciudadano de vigilancia de la maqueta, que preside Alma Rosa Freyre Reinhardt. “Lo que nos interesa es que este monumento funja como lo que es en realidad: un patrimonio cultural tangible e intangible, porque facilita la transmisión del conocimiento”, precisó. 

Lo que se representa en la maqueta 

El antropólogo destaca que lo que don Luis Reinhardt y sus contemporáneos querían destacar en la maqueta es la representación de la ciudad durante un periodo de 20 años, de 1915 a 1935. La maqueta, que puede visitarse en Punta Estrella, muestra las casas de unas 45 manzanas de la antigua Payo Obispo, así como los edificios públicos más importantes, como el Palacio de Gobierno (no el que conocemos ahora), así como escuelas cercanas a la bahía y oficinas como Telégrafos y Correos de México. 

Las casas están representadas con muchos de sus elementos auténticos, como madera, techos de lámina y huano, baños al exterior de las casas, curvatos para acumular agua de lluvia y adornos arquitectónicos de herencia inglesa.

“No es una cosa viva, ni con movimiento, pero la maqueta intenta mostrarnos a quienes vivimos en el presente el esfuerzo que hicieron nuestros antecesores para legar lo que tenemos hoy (…) un elemento como éste fomenta un sentimiento de identidad porque, aunque no seas de aquí y no hayas compartido la historia, sí puedes conocerla y compartirla con los que nacieron aquí”, concluyó el entrevistado.

Fuente: La Jornada Maya